Su corazón comenzó a latir con más fuerza como si de
una tragedia se tratase, lo que en realidad no sabía es lo que
ocurriría momentos más tarde, ni tampoco el por qué, de que ella, tan frágil e
ilusionada tenía que pasar por aquel mal trago. Las múltiples tilas
de aquella tarde no surgieron efecto, tampoco aquella técnica de respirar
profundamente. Era una niña alegre, consentida, con ganas de vivir la vida,
luchadora, y trataba de ser bondadosa .Aquel
día sin saber por qué su corazón paro de latir produciéndole un
estado de agonía, inseguridad y pánico, sintiéndose así tan
indefensa como perdida, la tristeza agarrada de la mano de
la agonía y el pánico se abalanzaron sobre
ella cubriéndola así con un manto negro y opaco, el mismo que mas
tarde le impediría ver la luz del sol.
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