martes, 5 de julio de 2011

Cuando se pone el sol.

Todo se vuelve un poco incómodo, un poco frío, helado. El silencio es el dueño de la sala esta mañana, quitándole el sitio a la pasión. Recoges tu ropa que habías ido dejando tirada anoche mientras arrancabas la mía. Una noche sin una sola nube en el cielo, manto de estrellas, tú como único abrigo. Ahora, sentada en el borde de la cama, recorro tu espalda con la mirada. Hasta tal punto de coordinación con tus sentidos  en el que las  palabras ya no importan...

No hay comentarios:

Publicar un comentario