sábado, 14 de enero de 2012

Entonces me dijo ...

Hola, soy yo, el mismo de siempre; no hace falta que hables, solo necesito que me escuches, pero, por favor, no me cuelgues. Simplemente llamaba para recordarte que estoy aquí, que no hace falta que te hagas la indiferente cuando pasas por mi lado. Llamaba para recordarte todos esos momentos que hemos vivido, tú y yo, los dos.
 Llamaba con la esperanza de que cogieras el teléfono y que cuando te saludase respondieras con esa voz de alegría, aunque en realidad, sabes que me conformo con oír tu respiración al otro lado del teléfono. No necesito que me digas que me sigues queriendo, tampoco necesito que me digas que en realidad el no es nada, solo necesito que me digas que tú tampoco te has olvidado. De verdad, que llamaba para decirte que soy el mismo de siempre, que no he cambiado, y que también soy una tonto por creer que vas a volver, y bueno nada... yo ya no te molesto más. Porque en fin... sólo llamaba para decirte que te quiero.



No hay comentarios:

Publicar un comentario